El Credo de los Apóstoles declara la resurrección de Cristo, Su ascensión, Su posición de autoridad a la diestra del Padre y Su regreso glorioso para juzgar a vivos y muertos. La resurrección de Jesús fue única: realizada por Su propio poder, en un cuerpo glorificado e incorruptible, y es garantía de nuestra futura resurrección. Ahora exaltado en el cielo, intercede por nosotros como Rey y Sumo Sacerdote, y regresará en gloria para consumar la esperanza de Su Iglesia.
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El Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre,
Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo,
Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida perdurable.
Amén.
Este es el punto más importante de la vida de Cristo y de la fe cristiana.
No fue una simple reanimación; estuvo muerto tres días y resucitó en un cuerpo glorificado, incorruptible.
Cristo resucitó por Su propio poder (Juan 10:18), diferente a otras resurrecciones en la Biblia.
Su resurrección es “primicias de los que durmieron” (1 Corintios 15:20), garantizando nuestra futura resurrección.
La Resurrección
La Ascensión de Cristo
Después de 40 días, Cristo ascendió al cielo (Hechos 1:3).
Regresó a la gloria que tenía con el Padre antes de la encarnación (Juan 17:5).
Ahora intercede por nosotros (Romanos 8:34).
Cristo envió al Espíritu Santo como Consolador (Juan 16:7).
Cristo a la Diestra del Padre
Sentarse a la diestra del Padre significa ejercer Su autoridad (Efesios 1:20–22).
Cristo gobierna y actúa como Rey y Sumo Sacerdote.
Él intercede por nosotros y nos da acceso al trono de la gracia (Hebreos 4:14–16).
El Regreso de Cristo
“Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos.”
Nadie conoce el día ni la hora (Mateo 24:36).
Habrá señales claras: apostasía y aparición del anticristo (2 Tesalonicenses 2:3–4).
Cristo regresa por una Iglesia victoriosa y gloriosa.