La comunión es un sacramento instituido por Cristo para recordar Su sacrificio y transmitirnos los beneficios de su muerte expiatoria.
En ella recibimos el cuerpo y la sangre de Cristo de manera real, encontramos unión con Él y con la Iglesia, y somos fortalecidos física y espiritualmente.
Por eso debe tomarse con profunda reverencia, examinación y fe, como un encuentro sagrado con el Dios vivo.
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Qué es la Comunión
Es el segundo sacramento principal (sacramentos evangélicos).
También llamada Eucaristía.
Fue instituida por Cristo con dos propósitos:
Recordar Su sacrificio expiatorio, Su muerte y la vida que nos otorgó.
Transmitir los beneficios de Su sacrificio a la Iglesia.
En la comunión coexisten dos verdades: conmemoración y presencia de Cristo.
Origen de la Comunión — Lucas 22:14–20
Cristo deseó intensamente comer la Pascua con sus discípulos antes de padecer.
Llama a la Pascua “comer comunión”, mostrando continuidad con la tradición.
Jesús toma el pan y el “fruto de la vid” (vino), y declara:
“Esto es mi cuerpo dado por ustedes.”
“Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre.”
Este momento es la fuente de la tradición de la comunión cristiana.
La Comunión en la Iglesia Primitiva — 1 Corintios 11:23–26
Pablo hereda esta tradición directamente del Señor, aunque no estuvo en la Última Cena.
La institución que Pablo describe coincide casi textualmente con la de Lucas.
La Iglesia transmitió la comunión fielmente de generación en generación.
Relación entre Pascua y Comunión
El pan y el vino son la seña externa que cumple la Pascua.
La Pascua conmemoraba que el ángel de muerte pasó por alto a Israel cuando vieron la sangre del cordero.
Cristo es el Cordero sin mancha, cuya sangre en el “dintel del corazón”
nos libra de la muerte y destrucción eterna.La Pascua era sombra de la verdadera realidad revelada en Cristo y la comunión.
La Seña Interna — El Cuerpo y la Sangre de Cristo
La seña externa es el pan y el vino; la interna es el cuerpo y la sangre de Cristo.
Juan 6:55–56: Cristo afirma que Su carne es verdadera comida y Su sangre verdadera bebida.
No es lenguaje simbólico: Cristo habla literalmente.
No se sostiene la transubstanciación, pero sí la presencia real (consubstanciación).
En la comunión nos encontramos con Dios, y Cristo es fiel a Su palabra.
La comunión no es entretenimiento; su propósito es que tengamos un encuentro con el Dios vivo
Beneficios de la Comunión
Nutrición física — pan y vino fortalecen el cuerpo.
Fortaleza espiritual — la gracia alimenta el alma.
Perdón — recordamos Su crucifixión y expiación.
Unidad — nos une con Cristo y entre nosotros; es sacramento de amor y unión.
Por eso, la comunión es solo para cristianos; de lo contrario no hay unión verdadera.
Requisitos Para Tomar la Comunión
Examinación de conciencia:
¿Estoy verdaderamente arrepentido?
¿He dejado el pecado y vuelto a Dios en fe?
¿Vengo con acción de gracias? (“Eucaristía” = acción de gracias).
1 Corintios 11:27–32:
Tomar la comunión indignamente trae juicio, no condenación.
El juicio de Dios corrige, para no ser condenados con el mundo.
Debe tomarse con gran reverencia, buscando que el sacramento nos ayude a crecer en santidad.